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viernes, 18 de abril de 2008

Micropolitica, Redes sociales y Ciberactivismo.

MICROPOLITICA

La perspectiva micropolítica representa un cambio respecto a los modelos estructuralistas (económicos y sociológicos) que destacan lo más formal y predictivo, enfatizando el orden en las escuelas. La micropolítica reconoce el valor que tiene el contexto organizativo en la redefinición de las dimensiones estructurales y normativas que se establecen sobre las escuelas. Esta perspectiva difiere también del modelo menos formal y descriptivo, «loosely coupled», defendido por los psicólogos sociales, que destacan el desorden en las escuelas. La perspectiva micropolítica plantea que el orden en las escuelas está siendo siempre negociado políticamente, y que por debajo de esa negociación hay una lógica interna (Bacharach y Mundell, 1993:427; Larson, 1997:315). El análisis micropolítico pone el acento en la dimensión política de la escuela, caracterizada en su interior por la presencia de intereses diferentes, por el intercambio, la influencia y el poder. Cada parte en la lucha intenta establecer la unanimidad alrededor de un sistema concreto de significado o lógica de acción. Para conocer la política educativa es primordial reconocer que las instituciones escolares son campos de lucha, que los conflictos que se producen son vistos como algo natural y no patológico, y que sirven para promover el cambio institucional, lo cual no significa que las escuelas presenten una situación de conflicto permanente .

Ball, en su propuesta de análisis organizativo sobre las escuelas, contrapone los conceptos claves procedentes de la ciencia de la organización a los descritos por él para comprender la micropolítica de la vida escolar, entre los que destaca: poder, diversidad de metas, disputa ideológica, conflicto, intereses, actividad política y control. En este nivel de análisis se identifica a los actores de las escuelas como actores sociales con protagonismo sobre la organización, en vez de verlos desvinculados de las estructuras organizativas.

Las escuelas son particularmente propicias a la actividad micropolítica por dos razones: porque, son organizaciones débilmente articuladas, entre cuyos espacios o intersticios puede florecer mucha actividad, y porque las formas de legitimación compiten en la toma de decisiones. Esto último se debe a que la legitimidad formal del director es desafiada por formas profesionales y democráticas alternativas, que son especialmente válidas para las escuelas. Tal situación coloca a los directores ante el problema de equilibrar su responsabilidad con las expectativas de la colegialidad (Hoyle, 1986:148).

En definitiva, Hoyle (1986), Ball (1989) y Blaise (1991), , según Bacharach y Mundell (1993), analizar los conflictos entre grupos sobre lógicas de acción. Consideran que la micropolítica está relacionada, entre otros elementos, con la ideología, la diversidad de metas, los intereses, las estrategias, las luchas por el poder y el control, la toma de decisiones y los objetivos y significados de la organización.

De este modo se reconoce el papel político e ideológico que desempeñan las escuelas en un entorno social más amplio, en el que las dimensiones sociales, culturales y económicas se tienen en cuenta. La perspectiva crítica dirige sus análisis en esta dirección. Recorre en un viaje de ida y vuelta las dinámicas micropolíticas desarrolladas en las escuelas, para dirigirse después hacia coordenadas más amplias desde las que comprender los mecanismos de dominación, las ideologías, las relaciones sociales, políticas y económicas, que explican también por qué la escuela es como es. Trata de cuestionar y promover el cambio por los actores institucionales de aquellas dimensiones explícitas y de las que permanecen ocultas, que están enraizadas en la estructura y en las interacciones dentro de la organización, y que se proyectan en el modo de ver sus relaciones con la sociedad.

Pero no sólo se ha producido un cambio en el análisis de las organizaciones escolares, pasando de un modelo técnico racional a otros, sino que se ha vuelto la mirada a metodologías de investigación abandonadas o no utilizadas hasta hace poco tiempo en ámbitos educativos. El empleo de metodologías cualitativas en estudios etnográficos, en investigación-acción, etc., ha permitido avanzar en el conocimiento sobre lo que ocurre y por qué en la vida cotidiana de las escuelas.

El poder en la escuela

Los teóricos de la organización distinguen entre el poder y el control o dominio en las organizaciones. El poder es entendido como la habilidad para lograr un objetivo, incluso venciendo la resistencia de otros, o la habilidad para lograr los resultados deseados donde existe incertidumbre o disenso sobre una opción. El control es entendido simplemente como el acto de alcanzar un objetivo.
Para entender cuáles son los procesos que se siguen en la toma de decisiones (tanto para quienes analizan la organización escolar como para quienes la viven) y con qué posibilidades se cuenta, es necesario conocer quiénes son los actores clave —los que son consultados—, con qué apoyos cuentan y en qué temas obtendrán apoyo general o desacuerdo del resto de los miembros. Mediante las redes sociales se consigue negociar un acuerdo, suprimirlo o cambiarlo.

La identificación entre miembros de la organización pasa por encima del esquema de poder y autoridad de formas diferentes. Se presenta la clásica división entre departamentos, entre hombres y mujeres y entre novatos y veteranos, pero, también, entre intereses sociales, ideológicos y de medios compartidos. Por eso, las lealtades se expresan en las redes sociales establecidas, con sus códigos, normas, interpretaciones y acuerdos institucionales, que sustentan la política de lo que sucede y de lo que puede suceder. Se entremezcla lo laboral y formal con lo personal e informal para decidir acuerdos de trabajo y encuentros dentro y fuera del centro.

El poder en la toma de decisiones en una organización se analiza, a menudo, desde dos dimensiones: la autoridad y la influencia (Conway, 1986:213). La autoridad es el derecho a tomar la decisión final, mientras que la influencia consiste en intentar persuadir a aquellos que tienen autoridad para tomar decisiones de algún tipo. La autoridad, relacionada tradicionalmente con el poder, es estática, se basa en la posición o rol que se ocupa dentro de la jerarquía formal, mientras que la influencia es dinámica, más informal, y se puede basar en el conocimiento experto, en la posesión de información valiosa o en otros recursos que uno puede usar para intercambiar con quienes deciden. Es multidireccional. La determinación de quién tiene la autoridad para tomar la decisión final es un tema estructural y normativo, y está determinado por el entorno institucional y organizativo. Sin embargo, la autoridad no cubre todas las contingencias. En el mundo de la racionalidad limitada, la existencia de la incertidumbre se convierte en un espacio de lucha entre los que tienen poder y los que tienen influencia. El conflicto se entabla entre ambos grupos, al igual que puede enfrentar a grupos con autoridad o a grupos con influencia respectivamente.

Estrategias micropolítica

Hoyle (1986:126) define precisamente el concepto de micropolítica como «las estrategias por las cuales los individuos y grupos en contextos organizativos tratan de usar sus recursos de poder e influencia para conseguir sus intereses». Lo que más claramente distingue el dominio de la gestión son las estrategias empleadas en la organización escolar. Tienen más que ver con los intereses, no siempre explícitos, que mueven a la acción a los diferentes sectores de la escuela —«los jóvenes turcos», «la vieja guardia», «los barones», etc. —, que con los objetivos; más con las coaliciones que con los departamentos; más con la influencia que con la autoridad, y más con las estrategias que con los procedimientos (Hoyle, 1986:129).

El análisis micropolítico permite explicar cómo tales lógicas de funcionamiento son negociadas entre los grupos de interés que actúan dentro de las organizaciones. En la teoría del intercambio el director posee la posibilidad de repartir o no recursos con los demás miembros de la organización. Estrategias como «desplazamiento», «control de información», «control de reuniones», «dividir y hacer reglas», «reparto de recursos», «cooptar», son utilizadas como bienes de negociación para realizar los trueques. Si el director se sitúa en el centro de la actividad micropolítica, lo importante es conocer lo que promueve y lo que inhibe, lo que consensua y lo que decide autocráticamente.

Los grupos pueden contar con estrategias o buscar coaligarse con uno o más grupos de interés, perdiendo quizá parte de su independencia y del planteamiento previamente deseado, para aumentar las posibilidades que la coalición presenta de lograr, al menos, algunas partes de la lógica de acción prevista. Por ejemplo, todos los profesores de matemáticas forman coalición con los de ciencias de una zona escolar para conseguir instrumentalizar una enseñanza técnica con ordenador (computador), o los directores lo hacen ante la Administración para reducir temporalmente la jornada escolar, o los padres para que se abra un centro en un barrio que carece de ese servicio público, o los alumnos para decidir las fechas de exámenes o cambiar los criterios de evaluación.

Un tema importante en los análisis micropolíticos sería especificar bajo qué condiciones los grupos actúan separadamente o forman coaliciones. Los grupos de interés con menor poder son más proclives a formar alianzas para tener la oportunidad de poder influir en la organización, aunque sea indirectamente.

El departamento, como núcleo de asignaturas afines, es el vehículo organizativo con mayor entidad curricular; es el centro de los intereses de grupo, sobre todo en la enseñanza secundaria, cuyos profesores han sido socializados en la jerarquía que se establece en función del prestigio de las propias disciplinas: letras, ciencias o ciencias sociales, etc. Los conflictos se plantean por la obtención de profesores, los horarios, los tiempos, los recursos y los espacios.

Ahora bien, un importante medio de coordinación y socialización como es el departamento, no va más allá de los pasillos del centro. El sentimiento de identidad es a veces más fuerte con el grupo de colegas que con el centro como totalidad. La estructura departamental es la arena de la interacción entre profesores, porque sus miembros comparten despachos, deciden las programaciones, los textos, los recursos, los horarios, la asignación de profesores a cursos y grupos de alumnos, y son la causa más fuerte de vínculo personal y profesional. Pero con límites definidos. El director del departamento no supervisa o evalúa ni es invitado a entrar en las aulas. No se aceptan abiertamente comentarios o críticas de otros estilos de enseñanza o elección de materiales, o enjuiciar otras opiniones sobre algún tema pedagógico. Hemos de reconocer que la puesta en práctica de las reformas propicia el debate, alienta a los profesores a hacer explícitos pensamientos y creencias latentes, a contrastar opiniones y propuestas de acción, a aclarar los principios, objetivos y criterios de evaluación y de promoción, los generales de centro y nivel, etc., que en ocasiones se dejaba al buen criterio individual no negociado. También la incorporación de servicios de apoyo externo e interno puede servir para articular los debates dentro de los departamentos.

Estas actividades, que tienen mayor tradición en los de primaria, están siendo un reto para los de secundaria, más conocedores de lo que se realiza en departamentos homólogos de otros centros e incluso de la universidad, que las que se llevan a cabo en el departamento vecino de otro campo de conocimiento en su propio centro. En cuanto a las relaciones personales, «casi nunca hablan con la mayoría de sus colegas y en muchos casos ni siquiera conocen sus nombres» (Siskin, 1991:141).

El prestigio, la influencia y el poder de los departamentos, cambia con las reformas educativas que modifican los currículos tradicionales. Los profesores con materias nuevas o desgajadas de otras, tardan en conseguir reconocimiento entre los colegas o son mirados con reticencia mientras logran consolidarse. Lo mismo ocurre cuando se intenta llevar a la práctica estudios interdisciplinares o contenidos transversales en el currículo, porque hay intereses en juego. Los cambios afectan a la micropolítica institucional. Los «barones» luchan por mantener el statu quo, y los innovadores por lograr un cambio o una innovación. También se mueve la correlación de fuerzas cuando materias como las lenguas clásicas casi desaparecen del currículo y los profesores se ven abocados a impartir «materias afines», de modo que puedan cumplir con el número de horas de docencia previsto, para las que en numerosas ocasiones no se sienten preparados. El prestigio del departamento o de las materias correspondientes, se tambalea, en no pocas ocasiones relegadas a optativas, mientras crece el de otras.

En estos casos los cambios proceden de fuerzas externas a la escuela y no de decisiones políticas en su interior, pero las relaciones entre los miembros de los departamentos se modifican por los cambios en horarios y en dotaciones.

REDES SOCIALES

Las Redes son formas de interacción social, definida como un intercambio dinámico entre personas, grupos e instituciones en contextos de complejidad. Un sistema abierto y en construcción permanente que involucra a conjuntos que se identifican en las mismas necesidades y problemáticas y que se organizan para potenciar sus recursos.

Una sociedad fragmentada en minorías aisladas, discriminadas, que ha desvitalizado sus redes vinculares, con ciudadanos carentes de protagonismo en procesos transformadores, se condena a una democracia restringida. La intervención en red es un intento reflexivo y organizador de esas interacciones e intercambios, donde el sujeto se funda a sí mismo diferenciándose de otros.”

En las redes sociales en Internet tenemos la posibilidad de interactuar con otras personas aunque no las conozcamos, el sistema es abierto y se va construyendo obviamente con lo que cada suscripto a la red aporta, cada nuevo miembro que ingresa transforma al grupo en otro nuevo. La red no es lo mismo si uno de sus miembros deja de ser parte.

Las redes sociales en Internet suelen posibilitar que pluralidad y comunidad se conjuguen y allí quizás esté gran parte de toda la energía que le da vida a los grupos humanos que conforman esas redes. Las redes sociales dan al anónimo popularidad, a la discriminada integración, a la diferente igualdad, educación y así muchas cosas más.

La fuerza del grupo permite sobre el individuo cambios que de otra manera podrían ser difíciles y genera nuevos vínculos afectivos y de negocios.

Herramientas de las redes sociales

Las herramientas que proporcionan en general las redes sociales en Internet son:

-Actualización automática de la libreta de direcciones

-Perfiles visibles

-Capacidad de crear nuevos enlaces mediante servicios

El Ciberactivismo

1. ¿QUÉ ES EL CIBERACTIVISMO?

Son propuestas hechas a través de la Red para denunciar y solucionar ataques a los Derechos Humanos, presionando a quienes los cometen o los consienten.

2. ¿Y HACE MUCHO TIEMPO QUE EXISTE?

El recoger firmas (o similar) para mostrar el rechazo colectivo a algo es muy antiguo. Evidentemente, la aparición de Internet ha multiplicado esto hasta extremos gigantescos.

3. ¿Y SE CONSIGUE ALGO CON EL CIBERACTIVISMO?

De entrada, se consigue que tú hagas lo que está en tu mano hacer, y eso no es poco. Y, además, la suma de miles y miles de hombres y mujeres de todo el planeta tiene fuerza ante poderosos que, si bien no tienen escrúpulos a la hora de hacer el mal, no quieren que se ponga en contra de ellos la opinión internacional. Es paradójico, pero es así.

4. ¿Y CÓMO SE YO EN QUÉ CASOS CIBERACTUAR?

Es imposible que la gente de a pie conozcamos todas las injusticias que se producen en tantos rincones del mundo o que, por nuestra cuenta, tengamos poder para darlas a conocer. Por eso, lo normal es estar atento a las ONGs y Colectivos que están atentas a la evolución de los derechos humanos, e indican dónde hace falta tu apoyo a través de una ciberacción.

5. ¿Y ME PUEDO FIAR DE LOS QUE PROPONEN UNA CIBERACCIÓN?

Es importante que sepas valorar al colectivo que te la propone. Yo puedo opinar que tal grupo es de toda confianza, y otros, en cambio, pensar que son unos extremistas peligrosos. En todo caso, se debe dudar de toda ciberacción en la que no se explique claramente el caso y lo que se pretende, o en la que se te pidan datos personales innecesarios, o en la que no haya forma de contactar –si lo quisieras hacer- con el colectivo que la propone. Aparte de eso, eres tú quién decides en qué grupos confías: puedes mirar su ideario, historial, acciones, si son apartidistas... etc.

6. NO ME PASARÁ NADA POR SER CIBERACTIVISTA, ¿NO?

Es cierto que al firmarla te significas, dices que no quieres que suceda algo con tu nombre y con tus apellidos. Pero vives en un país donde tienes derecho a expresar tu opinión. Por tanto, nadie puede perseguirte o atacarte por hacerlo. La mayoría de las historias que corren de que los gobiernos democráticos tienen listas secretas de gente que participa en este tipo de campañas son leyendas. Y, aunque fueran ciertas, ¿a ti qué?: ¿es eso más importante que aquél que está siendo atacado en sus más elementales derechos?

7. PERO, SI ES TAN FÁCIL, ¿POR QUÉ NO LO HACE MÁS GENTE?

Si alguien con acceso a internet no practica el ciberactivismo es, simple y trágicamente, por comodidad, por no emplear un poco del “valiosísimo” tiempo que emplea en navegar en ayudar a gente que podría salvar su vida simplemente con unos cuantos clics de su ratón, o con una carta (que se suele ofrecer para que sólo haya que imprimirla) y un sobre con sello.

8. Y SI NO TENGO INTERNET, ¿QUÉ HAGO?

Cuando una ONG propone un caso de ciberactivismo a los internautas, prácticamente siempre ofrece, además, otras formas de intervención: cartas, fax, folios donde se pueden recoger firmas a mano... Y, en todo caso, internet puede tenerlo un amigo, y hay cibercafés... El que quiere, puede.


9. POR CIERTO, ¿HACE FALTA SER MAYOR DE EDAD?

Depende. En la mayoría de los casos, no (de hecho, casi nunca se te pide un número de documento de identidad), porque no hace falta tener ninguna edad para decirle a alguien que está haciendo el mal que tú estás ahí y que no piensas permitirlo en la medida de tus posibilidades. Otra cosa es cuando se pretende es alcanzar un número determinado de firmas para que tenga algún efecto jurídico o político (en España, por ejemplo, con un cierto número de firmas debidamente contrastadas se puede plantear en el Parlamento una “Iniciativa Legislativa Popular”). En este tipo de peticiones sí se requiere ser mayor de edad, tener documento personal identificativo, firmar físicamente (internet se suele usar para sondear), etc.

10. CREO QUE YA LO ENTIENDO; ¿POR DÓNDE EMPIEZO?

Puedes empezar a añadir a los “Favoritos” o “Narcadores” de tu navegador a aquellas ONGs y asociaciones que suelen proponer ciberacciones, y, luego, las visites periódicamente para ver qué nuevos casos plantean. Si eso te resulta costoso, Paz y Justicia nacimos para hacer eso por ti: en nuestra web vamos añadiendo el ciberactivismo que encontramos por la Red. Pero quede claro que lo que importa es que ciberactúes (ayudado por nuestra web o no). Y, si nos permites añadir algo, también es importante que el ser ciberactivista no sea algo aislado del resto de tu vida. No sería muy lógico que lucharas solidariamente por los derechos humanos a través de la Red, y que, luego, te cargaras esa solidaridad en el resto de tu vida cotidiana, ¿verdad?

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