El miedo global
Eduardo Galeano
"Patas para arriba"
Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo a caminar
y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares,
los militares tienen miedo a la falta de armas,las armas tienen miedo a la falta de guerras.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre
y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía.
Miedo a la puerta sin cerradura,
al tiempo sin relojes, al niño sin televisión.
Miedo a la noche sin pastillas para dormir
y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud, miedo a la soledad,
miedo a lo que fue y a lo que puede ser,
miedo de morir, miedo de vivir.
Un nuevo fantasma recorre el mundo: el miedo. La novedad no procede del miedo en sí mismo (pues este sentimiento acompaña a los seres humanos desde los orígenes de la especie), sino de las formas que adopta su protagonismo en el escenario de la sociedad global. La creciente integración de las relaciones económicas, políticas y culturales a lo largo y ancho del planeta ha traído consigo efectos colaterales no deseados, entre los cuales la difusión global del alarmismo y de los sentimientos de miedo e incertidumbre está pasando a primer plano. Las fuentes de las que se nutre esta tendencia son diversas. Si bien la atención de la opinión pública mundial actualmente gravita alrededor de la preocupación por el incremento del terrorismo, también están a la orden del día los temores suscitados por la degradación ambiental planetaria, por el desarrollo de tecnologías potencialmente peligrosas, por las crisis económicas y, en general, por la atmósfera de inestabilidad y zozobra que caracteriza la vida contemporánea. Ello ha generado una creciente globalización del miedo que con frecuencia se traduce en miedo a la globalización.
La situación resulta paradójica en la medida en que una de las metas de la modernización consistía en minimizar los peligros que atemorizan a los individuos. Las pólizas de seguros, los sistemas de seguridad social, los implementos técnicos y médicos, así como otros mecanismos de control, fueron diseñados con el objeto de resguardar en lo posible a las personas de accidentes y calamidades, creando un clima de confianza y confort en el que la vida pudiese transcurrir sin angustias. Sin embargo, pese al elevado nivel de eficiencia que han alcanzado las instituciones y las tecnologías modernas, la vida contemporánea se caracteriza por la sensación de continuo sobresalto que impregna la existencia cotidiana de la gente. Luego de las terribles experiencias históricas del siglo XX, la caída del Muro de Berlín pareció abrir una época de apaciguamiento de las tensiones internacionales; no obstante, apenas 15 años más tarde, con el auge del terrorismo y la persistencia de la violencia en numerosas zonas del mundo, resulta apenas obvio que se trataba de una impresión infundada. Las nuevas tecnologías, lejos de apagar el clamor de las alarmas que advierten sobre la amenaza de un colapso ambiental, parecen haberlo agudizado y diversificado. ¿Cómo explicar esta curiosa inversión por la cual el miedo creciente aparece como resultado no esperado del propio proceso modernizador destinado a combatirlo?
Aquí cuelgo un vídeo es un fragmento extraido de una película "V de Vendetta" que me parece bastante interesante y con el que encuentro bastante relación con el tema del miedo.
0 comentarios:
Publicar un comentario