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martes, 30 de octubre de 2007

Antes: El espacio escolar


El Espacio Escolar

La construcción de organigramas institucionales y la distribución de tareas
en el espacio y en el tiempo son requisitos para una mínima organización
del trabajo. No hay institución que pueda eludir el caos, si estas dos
tareas básicas no se cumplen. A pesar de su apariencia formal, su elaboración
requiere largas sesiones de negociación y ajuste entre las pretensiones
y posibilidades individuales y las necesidades institucionales. Todos conocemos
cuánto cuesta organizar los horarios y asignar aulas de modo que
el conjunto de los actores se sienta satisfecho.

El proceso que genera el diseño de organigramas y horarios, tal vez, el
que pone más en evidencia la existencia de una red informal de relaciones
y el uso que los actores hacen de ellas para hacer prevalecer sus intereses.

Se viven situaciones de negociación, regateos apelaciones a influencias individuales,
alianzas entre sectores, presiones de los lideres del grupo, etc.

La institución adquiere el carácter de una arena de negociación. En la que
los actores despliegan todos sus recursos y los hacen jugar de acuerdo a una
estrategia. De ahí la extrema importancia del proceso de coordinación e
integración a través del cual se pueden obtener los compromisos y tomar
las decisiones.

Las decisiones que resulten de las negociaciones de las partes, adquieren
legitimidad en la medida que quien coordina aparezca representando
los intereses generales de la institución y ajeno a las disputas parciales. La
manera de evitar las sospechas y conflictos es dotar a todos los procesos de la
mayor transparencia posible.

«La organización formal de todas las actividades institucionales, en especial
del espacio y del tiempo, corresponde al área administrativa, pero
no resulta sólo de las previsiones técnicas, sino
que a su elaboración concurren todos los factores internos y externos
que de uno u otro modo tienen presencia institucional»’.


Para que la organización formal tenga posibilidades de corresponderse
con la real, no se debe dejar de atender ninguno de estos factores. Pero
para que el resultado sea aceptado por todos, debe estar lo más cerca posible
de lo que la mayoría de los actores considera como deseable para la
institución.

La tipología del espacio en el desarrollo del niño
Uno de los factores que configuran nuestra personalidad es el espacio.
Junto con el tiempo forma las coordenadas existenciales sobre las que se
sienta la vida del hombre.

El espacio es tridimensional, tiene cosas, va armándose de objetos. Tiene
fondos, planos y perspectivas. También tiene movimiento. Somos seres
espaciales. ¿De dónde han salido las tres dimensiones? Surgen de los tres
ejes que atraviesan al hombre, dando lugar a sus seis polos de referencia.
Estas dimensiones capitales no son intercambiables, y forman el «espacio
propio>».

El hombre es un ser espacial que vive inmerso en lugares físicos,
psíquicos y sociales.


2.1. Espacios de carácter físico

El espacio fetal: Es el primer receptáculo en que se mueve el ser humano.
Qué duda cabe que puede resultar cómodo o incómodo en unos u
otros casos. A veces, hay que compartir ese espacio con otra u otras personas.
Todo es diferente y en cada caso el individuo recibe unas influencias
determinadas.
Las condiciones ambientales son decisivas en este caso. Y también las
de carácter mecánico que facilitan al nuevo ser o una vivienda inhóspita o
un lugar de tranquilidad y Sosiego.

El espacio del lactante: El regazo es importante no sólo en el aspecto físico
sino en el afectivo.

Los espacios domésticos: La casa tiene una gran importancia ya que en
ella transcurren muchas horas y, pon otra parte, se trata de horas de gran
transcendencia emocional, el niño ha tomado posiciones en el espacio, se
mueve de un lugar a otro de forma consciente, se relaciona con las cosas de

El espacio escolar:

Una forma activa y orientada, y adquiere nociones de tipo espacial, construyendo
sus mapas y llegando a la categoría del espacio en el pensamiento.

El espacio motriz: Es el limite de nuestro campo práxico o deambularocio.
Primordialmente, el niño tenia un espacio oral(primera zona en el
desarrollo de la conciencia del espacio), relativa a las sensaciones y los movimientos
de la boca.

El espacio de tipo psicológico: Existe otro tipo de espacio no circunscrito
radicalmente al espacio físico, aunque esté directamente vinculado a
él. Es un mecanismo de feed-back interminable el individuo crea estos espacios
peculiares, que a su vez reobran sobre su propio modo de ser.

El espacio sensorial: Llegamos hasta donde alcanzan nuestra sentidos.
El espacio es conquistado psíquicamente de manera distinta por cada especie.

El espacio afectivo: Llamamos el espacio afectivo al alcance emocional
entre una persona y otra u otras.

El espacio afectivo supone la existencia de carga emocional que puede
tener dos polos: cordialidad y hostilidad. El espacio estará marcado por la
intensidad y los límites de esa carga afectiva. Constantemente manejamos
nuestro espacio emocional y afectivo, de manera inconsciente las más de
las veces.

Existen distancias óptimas para la relación, según la intensidad y el tipo
de nexo afectivo que une a las personas.

El espacio escolar ha de adaptarse a las distintas etapas evolutivas de
los alumnos, a las agrupaciones que por este motivo se realicen, a los objetivos
específicos que en cada una de ellas pretendan conseguir los alumnos
y a la interrelación entre éstos.

1 comentarios:

María Dolores Díaz Noguera dijo...

Muy bien. La entrada es correcta.